Con mood propicio para tan desafiante tarea (velitas e incienso), mastico con singular desagrado (no tengo hambre) un pajoso sandwich que debo ingerir, pues el estómago no debe dormir vacío –aunque el vodka lo hace menos alucinante–, y escucho el único disco que tengo de la cantautora. Es que debo escribir sobre ella –para una h. revista política con agradables espacios culturales– y la influencia para la generación presente y una que otra obra llevada a la pantalla plateada.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcoGueRN6MBUsVO49-EDXtS9dSgMS8qrX7Qj7GggKb46BLNPgD-yO90uaGSyBlQz3C5vzGpi7A7SuZzWr1eZiuTpmz_Y9LR8UPD86THD8UX3WQzzSYop3Is_hD93f3NrSDDXNG8Hb88KrL/s320/Bette-Midler-The-Rose-422943.jpg)
Bueno, pues agradezco el espacio para narrar la anécdota (creo que empiezo a hilar ideas para la columna) y les dejo la actuación única de esta reina del blues blanco: "Summertime", creación del genial George Gershwin y que colecciono con especial cariño con todo artista que se haya aventado a interpretarla... que de la Zabaleta, prefiero ni recordarla, cuya versión es realmente irrespetuosa. ¿Cómo se atrevió a toquetearse 'sensualmente' en el escenario ante gran obra, que realmente es ¡¡una canción de cuna!!?
Aquí, 'la número 21' de la magistral lista y quien "hacía el amor con 25 mil en un concierto y regresaba totalmente sola a casa". Disfrutad.